sábado, 5 de octubre de 2013

DECALOGO IAM

Con este Decálogo, queremos que los niños comprendan mejor su compromiso dentro de la Infancia Misionera. Por tal razón cada numeral es una catequesis, porque desea llevar al niño a vivir una experiencia de Jesús en su Escuela de amor, a descubrir el valor de vivir en fraternidad y unidad, a tener presente a María en su vida misionera, a cooperar espiritual, material y económicamente con las misiones y a dar testimonio de vida en medio del ambiente en el que vive: Familia, Colegio, Parroquia, y más allá de las fronteras.

Primero:
SOY NIÑO MISIONERO PARA SER SANTOVERDADERO
(Espiritualidad Misionera)



El cristiano está llamado a ser luz, levadura en medio de la masa, hemos de ser fermento, mensajeros, testigos, porque nunca se puede separar la santidad de la misión. No tengamos miedo de convertiros en santos misioneros como san Pablo, san Francisco Javier, santa Teresa del Niño Jesús, etc. Los niños Misioneros también queremos ser santos, aceptando las palabras y los consejos de Jesús: “sed santos como vuestro Padre celestial es santo”. Si eres niño Misionero sé santo verdadero. Parece difícil no? Pero para ser santos, Dios nos ayuda enviando su Espíritu Santo, para que él nos guíe para que hagamos lo que Jesús nos dice.

Dejémonos guiar por el Espíritu Santo para ser verdaderos discípulos de Jesús
Segundo:
PERMANEZCO A JESÚS UNIDO, Y CON JESÚS YO VIVO.
(Escuela con Jesús)
Para ser auténticos misioneros de Jesús, debemos vivir su Escuela de Amor, donde es Jesús mismo quién nos ayuda por el Espíritu Santo y nos enseña los pasos para perseverar en su Escuela:
  1. Vivir con Él: Vivir una amistad profunda con Él con la certeza de ser sus verdaderos amigos, pues él mismo lo declara en Jn 15,14: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando”
  2. Vivir como El: Jesús quiere que nosotros seamos signos de su presencia y de su amor. Esa es la condición para que podamos ser testigos suyos.
  3. Unirnos en El: La fe se vive compartiéndola y proyectándola. Por ello, es en Jesús en quien nos conocemos a nosotros mismos y conocemos mejor a nuestros hermanos. Los Apóstoles y nosotros estamos llamados a unirnos en Jesús, con su amor, para ser uno y para que el mundo crea (Jn 17, 21).

"Ir" con El, en su nombre y con su poder. Se trata de " ir " (Mt 28, 19) como enviados suyos. Jesús espera que nosotros vayamos en su nombre, a mostrarlo a Él y a llevarlo a nuestros hermanos.
Tercero:
PARA MÍ LO PRIMERO ES MI GRUPO MISIONERO
(Escuela de Fraternidad y Misión)

Los discípulos reciben las lecciones sobre la fraternidad conviviendo con Jesús. Y en esa convivencia con el Maestro van aprendiendo a vivir juntos entre ellos y a anunciar juntos el Evangelio.
En el corazón de un niño misionero, el deseo de vivir en fraternidad debe estar presente en todo momento, y al compartir con otros niños siempre debe estar en actitud de dar, de ofrecer su servicio, es un donarse al servicio de los hermanos y desde la Infancia Misionera empezamos a dar los primeros pasos y a sentir la alegría de colaborar con Jesús en su misión. En su grupo misionero el niño está llamado a dar testimonio de Jesús y a compartir con sus compañeros la alegría de ser amigo de Jesús.
Cuarto:
COMO MARÍA MISIONERA, VOY CON JESÚS A DONDE ÉL QUIERA
(María en la Evangelización)


Para un cristiano la vida de la Virgen María  es importante no sólo por ser ella la madre de Jesús, sino también porque ella es el mejor ejemplo de la  hija fiel que escuchando la voz de Dios no tardaba en ponerla en práctica. Como en María, Jesús vive en nosotros y espera que lo compartamos con todos los que encontremos en nuestro camino. Cada uno de nosotros debe ser una señal, una imagen de la presencia de Cristo. María nunca dudó. Confiando en que Dios sabía lo que hacía, se limitó simplemente a decir "Hágase en mí según tu palabra" (Lc.1, 38).

María nos ofrece su amor maternal, y nosotros debemos dejarnos guiar por ella, teniéndola como modelo en nuestro diario caminar de Niños Misioneros.  María, debe acompañar nuestra vida misionera, ella nos enseña a ser auténticos Discípulos de Jesús, y a llevarlo a cualquier lugar donde vayamos.
Quinto:
AYUDO CADA DÍA A LAS MISIONES, CON TESTIMONIO, SACRIFICIO Y ORACIONES.
(Cooperación espiritual)


Los niños comprenden que con su testimonio animan a otros niños para que hagan parte de la Escuela con Jesús. Ofreciendo pequeños sacrificios y oraciones colaboran para que a muchos niños y niñas llegue el mensaje de Jesús, a través de misioneros y misioneras que a diario dedican su vida al servicio del Evangelio. Debemos fomentar continuamente entre los niños el testimonio de vida cristiana, la oración y el sacrificio, porque esto es lo que mueve los niños a comprometerse con su ofrenda misionera y con sus servicios misioneros. La cooperación misionera espiritual y la material van de la mano.

Jesús espera del niño que sea misionero con todo su corazón, con sus manos, con sus pies, con todo su ser: Dios le ha dado el derecho y el deber de cooperar en la evangelización de todo el mundo.
Sexto:
COMPARTO MI FE Y MI PAN  CON CORAZÓN MISIONERO UNIVERSAL
(Cooperación material)
"Mayor felicidad hay en dar que en recibir" (Hechos 20, 35), (R.M.81). Dios nos ha dado muchos bienes (vida, valores, posibilidades, etc.) no sólo para nuestro propio bien sino para que los usemos en favor de todos los hermanos. Estamos en deuda con ese Dios que nos ama y nos ha dado todo. Somos administradores de los bienes de Dios. Es la fe la que nos mueve a compartir nuestro pan con los hermanos.
Hemos de enseñar al niño a dar su ofrenda para hacer que otros sean amigos de Jesús, para propagar la fe. Así, la motivación de la ofrenda no será sólo la de calmar el hambre material sino la de atender el hambre de Dios. Si esta motivación entra en el corazón del niño, él dará con mayor generosidad su ofrenda.
Séptimo
AQUI SOY MISIONERO Y DESDE AQUÍ PARA EL MUNDO ENTERO 
(Cooperación con servicios misioneros)

"Heme aquí, Señor, estoy dispuesto, envíame" (cf. Isaías 6, 8). Esta es la respuesta que espera Dios de cada uno de los niños y de los animadores: ser misionero todo el día y todos los días.
Estos "servicios misioneros" se realizan en favor de la propia comunidad y para la evangelización universal. Esto se concreta según nuestros dones y nuestras posibilidades. Tenemos la responsabilidad de ser misioneros en nuestra propia comunidad local y, desde allí, misioneros para el mundo entero. Los Niños (as) Misioneros, están llamados a dar fruto: primero desde sus familias, porque es allí donde empieza a crecer la semilla de Jesús. Después es necesario dar fruto en el Colegio, con los amigos del barrio; en  la Parroquia, con el Grupo Misionero, y desde  allí  para el mundo entero.
Octavo:
EVANGELIZO A TODOS MIS HERMANOS, PERO CON PREFERENCIA A LOS QUE TODAVÍA NO SON CRISTIANOS.
(Misión ad gentes)
Debemos ser misioneros en todos los lugares y ambientes a donde vayamos y con todas las personas que Dios coloque en nuestro propio camino, especialmente hacia los no cristianos, a quienes hemos de ofrecerles acogida, diálogo, servicio, fraternidad, testimonio y anuncio directo del Evangelio (cf. RM 82). La Misión de los niños misioneros no sólo debe ser orientada hacia las personas cercanas, también debemos impulsarlos a salir de las fronteras, a ir más allá, sin miedo y siempre dispuestos a anunciar a Jesús con valentía en cualquier circunstancia y lugar.
Noveno:
AYUDO DE VERAS A LAS VOCACIONES MISIONERAS
(Cooperación económica)

Nuestra cooperación misionera se manifiesta, también, en la promoción de las vocaciones misioneras (RM 79). Con ello ayudamos a que los otros se comprometan también como misioneros. Estimulamos y apoyamos de corazón aquellas personas que se sienten llamadas a consagrarse de por vida a la obra del Evangelio, dispuestos a ir por todo el mundo para llevar la salvación (cf. RM 79). La Infancia Misionera asume con entusiasmo su objetivo de apoyar la formación y envío de las diversas vocaciones misioneras (cf. RM 84).

La Infancia Misionera contribuye en la promoción y florecimiento de vocaciones misioneras como aporte para la evangelización del mundo entero.
Décimo:
SOY AMIGO DE JESUS Y HAGO AMIGOS PARA JESÚS
(Misión Evangelizadora del mundo)

Jesús nos ha confiado la Misión de hacer discípulos suyos a todas las naciones. Recordemos que un Misionero esta siempre atento y con su vida transmite a los demás todo lo que aprende  y vive con su Maestro.

Jesús nos llama a formar parte de su grupo, también nos invita a seguirlo y a ser testigos de su amor en el mundo. Quién se encuentra con Jesús no puede hacer otra cosa que  anunciarlo, ser amigo incondicional y hacer amigos para Él, dispuestos a seguir transmitiendo su amor de generación en generación.

Hacer discípulos no es otra cosa que invitar a nuestros amiguitos a que vengan a la Infancia Misionera, o también que invitemos a muchos amigos a que sean asesores y catequistas de los niños. Hacer discípulos es compartir con todas las personas todas las cosas bonitas que hemos recibido de Jesús.



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